Teatro: EXTREMO

Extremo crónica teatro

Hay veces en las que necesito más tiempo de lo que normalmente suelo marcarme, para escribir sobre la función que acabo de vivir. El domingo al salir de ver Extremo, fui consciente que esa necesidad volvía a salir a flote. Esa misma necesidad de reposo, de asimilar todo lo que acababa de sentir en mi butaca y a escasos metros de un escenario, ese mismo lugar desde donde todo se vive de otra manera. Donde todo cambia.

Sí, Extremo me transformó y me dejó sin palabras durante más tiempo del que yo misma esperaba. Del que yo misma podía llegar a imaginar aún conociendo el talento de algunos de sus componentes. Pero si una escena te hace querer mirar hacia otro lado rápidamente, si un diálogo te pega un pellizco en el estómago, si una interpretación te hace recolocarte en tu asiento sin parar porque te sientes incómoda, y si además, no te detienes a mirar el reloj porque el tiempo fluye sin altibajos, es porque las cosas se están haciendo de manera brillante, es porque la historia está siendo bien contada, es porque el teatro está realizando su labor y te está removiendo por dentro. Está cumpliendo su misión: transformar la sociedad y transformarnos a nosotros mismos. Plantearnos dudas en la cabeza, dejar volar nuestro subconsciente. Hacernos sentir partícipes de la historia que tenemos a escasos metros de nuestros asientos e involucrarnos en ella. Y sí, todo esto es lo que durante setenta y cinco minutos consiguen sus cuatro protagonistas: Claudia Galán, Irene Rojo, Paula Iglesias y Javi Hernández quienes bajo la dirección sobresaliente de Juan López-Tagle, nos cuentan una historia que tiene que ser narrada, y lo hacen de tal manera, que tras los aplausos finales (lógicos y merecidos hacia ese equipo) necesitas tu propio tiempo de reposo para asimilar todo lo que acabas de vivir.

Y es que, seamos sinceros, hay muchos géneros teatrales para elegir y diferentes días para vivir todos y cada uno de ellos. Y al igual que a veces necesitamos disfrutar de una obra que nos haga reír y que nos sane un día malo, hay otros, en los que hay que ir a ver funciones tan impactantes como la obra de William Mastrosimone y que el propio Juan López-Tagle también ha versionado. Aquí se nos plantea el debate moral sobre una situación extrema en donde tenemos que elegir entre, cumplir con la justicia o poner fin a nuestro miedo. O en palabras de su propio director: ¿Se puede confiar en la justicia para reparar el daño que se ha sufrido?

Eso es Extremo. Un debate moral en forma de thriller teatral que no solo incomoda sino que a su vez, nos plantea dudas y pone en pie la magnitud de las consecuencias psicológicas de una agresión sexual, mientras pone de manifiesto la necesidad de fortalecer de una vez por todas, las leyes contra la violencia sexual.

Y  yo podría seguir hablando mucho más de Extremo, y también de la increíble fuerza que en escena desprende Claudia Galán, o del equilibrio que aporta la necesaria aparición de Paula Iglesias. También podría hablar de la calma que tanta falta hace y que Irene Rojo borda a través de su gran interpretación para conseguir tranquilizarnos. Por supuesto, podría centrarme también en escribir sobre el trabajo que nos regala Javi Hernández con su dualidad e increíble esfuerzo físico. Sí, podría continuar y recalcar el equilibrio que se vive entre sus actrices quienes funcionan a la perfección. Y de los descubrimientos interpretativos tan bonitos que me llevo junto con la satisfacción de ver a Irene Rojo sobre las tablas. También podría hablar de la gran labor de dirección que realiza Juan López-Tagle y del orgullo que me da ver obras así bajo su ala. Podría seguir hablando de muchas cosas, pero creo que todo lo que os exponga, se quedaría en unas líneas que no serían capaz de transmitir lo que yo viví el domingo, junto a una sala al completo y que sin dudar, se puso en pie para aplaudir y agradecer el agotador trabajo que sus protagonistas nos regalaron sin dejarse un ápice de fuerza en la recámara.

Así que yo prefiero que lo viváis y me lo contéis. Porque en las dos funciones que llevan desde su estreno, ya han agotado las localidades de la Sala Lola Membrives del Teatro Lara de Madrid. Así que aprovechad porque solo estarán los domingos que quedan hasta el 23 de julio.

Añade tu comentario