Entrevista: Fran Perea por ‘El ciclista utópico’

"El teatro te convierte en mejor persona"

Fran Perea Entrevista

Hace justamente 10 años que le entrevisté por primera vez. Él llegaba a Sevilla con la obra ‘Todos eran mis hijos’ y yo prácticamente acaba de empezar con este blog. Desde entonces su carrera ha seguido evolucionando hasta convertirse en uno de los profesionales más polivalentes de nuestro país.

Actor, director, músico y empresario. Uno de los rostros más reconocidos no solo de la ficción, sino también del ámbito teatral y musical. Miembro de la compañía teatral ‘Feelgood’ y ejemplo de amante incansable de la cultura, quien además ahora vuelve a subirse a las tablas con ‘El ciclista utópico’, obra que podrá verse en el Teatro Galileo hasta el 2 de mayo. 

Él es Fran Perea.

Antes que nada ¿Cómo estás?
Tengo la suerte de haber ido generando una estructura propia que me permite seguir trabajando. La verdad que no he parado de salir de gira aunque las cosas hayan estado difícil y he estado haciendo mucha música. Ahora por fin retomando el teatro que me apetecía mucho. Por lo que dentro de toda esta situación, soy afortunado y me puedo ir buscando un poco la vida.

Volvemos a verte en el teatro con la obra ‘El ciclista utópico’, sin desvelarnos mucho, ¿Cómo me describirías este nuevo trabajo?
Es una comedia negra con la que te ríes y con la que en algún momento te preguntas de qué te estás riendo. Además, te deja alguna pregunta en el aire para que te la lleves a reflexionar, y ese es el tipo de teatro que nos gusta hacer a nosotros desde Feelgood.

Somos dos actores (Fernando Soto y yo) dando vida a dos personajes que se encuentran fortuitamente en un atropello. Mi personaje atropella con el coche a el personaje de Fernando Soto que va en bicicleta, y a partir de ahí se genera una relación un tanto viciada ya de entrada, curiosa y peligrosa… Pero eso ya no te lo cuento (ríe). Tenéis que venir a verlo.

La obra se estrenó hace cuatro años, ¿habéis tenido que actualizar el texto y tu personaje a la actualidad?
No mucho. Creo que al estar ahora todos con todo más a flor de piel y al hablar de las diferentes caras del ser humano, ha sido la realidad la que nos la ha actualizado un poco. Y además, esta relación entre estos dos personajes nos va a hacer reflexionar sobre lo que estamos viviendo. Pero en ningún momento mencionamos el Covid ni hemos incluido esa temática porque creemos que si la gente va a al teatro es para que desconecte un poco de la realidad que estamos viviendo.

Hemos retocado algunas cositas con Yayo Cáceres (el director) pero prácticamente la función está igual que cuando la hicimos en 2017. Fue una obra con la que tuvimos poco recorrido por otros compromisos laborales que teníamos tanto de Fernando como yo, pero ahora viendo que estaba guardada la escenografía pensamos en retomarla y más con lo que tiene de actualidad.

¿Te has encontrado con alguna dificultad añadida en el proceso de creación de tu personaje en esta actualidad?
No, no. La realidad nos ha puesto más a favor la función. El personaje de Fernando es un personaje de estos que te encuentras en el bar de un pueblo con la banderita de España de pulsera y otros tipos de comportamientos extremos…Y hoy eso desgraciadamente está en boga. Y digo, desgraciadamente.

Compartes cartel con Fernando Soto, ¿Qué crees que os habéis aportado mutuamente el uno al otro?
Somos dos bichos de teatro (ríe). Ambos venimos del teatro, hemos estudiado en las escuelas públicas de teatro, él en la RESAD y yo en la ESAD en Málaga… Somos gente que estamos en esta profesión por el teatro aunque luego hagamos otras cosas, pero tenemos una manera de entender la profesión de mucho compromiso y cuando te encuentras a un compañero en escena así, da gusto.

Nos aportamos mucha frescura y muchos años de tablas. Y además, saber que tienes a un compañero que te escucha todo el tiempo y que está pendiente tanto de su trabajo como del tuyo es algo muy bonito.

La obra cuenta con la producción de Feelgood ¿Cómo nace esta compañía? ¿Qué aporta Feelgood a la escena teatral actual?
Feelgood nace de un montaje que fue ‘Todos eran mis hijos’ de Claudio Tolcachir y que te sonará… (ríe) Y ahí entramos en contacto con la compañía Timbre 4, con Claudio y con toda la gente que la formaba. Ellos durante aquella época estuvieron trabajando mucho en España y a raíz de entrar en contacto con ellos vimos que había una misma manera de entender el teatro y también vimos como ellos pusieron en pie su compañía e hicieron las cosas desde abajo. Y parte de los que estábamos en ‘Todos eran mis hijos’ decidimos emprender una aventura juntos y poner en pie un proyecto de compañía propia igual y así intentar hacer el teatro que a nosotros nos gusta como espectadores.

Ahí nace Feelgood y el primer montaje que hacemos se llamó ‘Feelgood’, una sátira política con un texto del inglés Alistair Beaton. Y a partir de ahí empezamos a crear y poco a poco llegaron ‘La estupidez’, ‘El ciclista utópico’… Somos una compañía que trabajamos con autores vivos y nos gusta hacer un teatro en donde te rías pero que también plantee preguntas y así el público se vaya a casa un poco más completo.

Y yo también he empezado a dirigir y Feelgood ha acogido ‘Souvenir’ y ‘En mitad del mundo’ que son los montajes que yo he dirigido.

Esto es un poco la magia y el poder transformador del teatro…
Sí, yo soy un ejemplo de ello y creo que soy lo que soy por el teatro. Creo que el teatro te convierte en mejor persona, te da herramientas, te da valores, te muestra otras realidades que no tienen que ver con la tuya y te hace ponerte en el lugar del otro. Es un lugar muy interesante para aprender a ser mejor persona.

Yo tengo la suerte además, de que mis padres se han dedicado a llevarme al teatro desde pequeño y eso creo que te hace más completo.

¿Qué te aporta tu faceta de director a tu lado interpretativo?
En esta profesión no dejas de aprender, y cada proyecto trae un aprendizaje. La parte de la dirección lo que te hace es tener una visión más global porque entiendes más a las otras personas del montaje. Si tú eres solo actor, te preocupas solo de ser actor, pero si haces más cosas tienes una visión más periférica del asunto y eso te da más herramientas y te permite ser más generoso con la gente con la que estás trabajando. Creo que es fundamental probar a veces otros lugares para saber qué siente el otro.

Como intérprete ¿Cómo vives tú los momentos previos antes de salir a escena, cuando las luces se apagan y el telón empieza a subirse?
Madre mía. Eso es como cuando vas a saltar al vacío (ríe). Siempre hay una tensión añadida y una responsabilidad porque no sabes lo que va a pasar. Yo nunca he hecho puenting porque tengo un vértigo horroroso (ríe) pero entiendo que tiene que ser parecido a eso. Estás ahí, se apaga todo y ya no hay marcha atrás. Es la huída hacia adelante. Es un momento muy curioso que te gustaría que no existiera, porque ya cuando sales a escena todo fluye y ya estás, y justo antes estás con tus compañeros en camerino y estás estupendamente, pero justamente ese momento es el peor (ríe).

Ahora para acabar, me gustaría invitarte a participar en el tipo test que realizo a todos mis invitados y que es para conoceros un poco mejor. Consiste en que me recomiendes…

– Un libro: Acabo de empezar ‘Arena’ de Miguel Ángel Oeste y me está gustando mucho.

– Una película que hayas visto recientemente sin importar la fecha o la plataforma: Hace poco vi ‘Yesterday’.

– Una serie que estés viendo actualmente: ‘This is us’.

– Una obra de teatro de tus compañeros que quieras recomendar: ‘El bar que se tragó a todos los españoles’ es una maravilla.


Y nos despedimos recomendando por supuesto ‘El ciclista utópico’ que podrá verse en el Teatro Galileo hasta el 2 de mayo, de jueves a domingo con Fran Perea y Fernando Soto

 

(*Fotografía tomado de la página web a6cinema)

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