Anoche Santi Rodríguez aterrizaba en Rambleta (Valencia), uno de mis lugares favoritos y uno de los espacios culturales de referencia para los artistas de la comedia de nuestro país y llegaba para hacernos reír con su nuevo trabajo Espíritu, una comedia con la que vuelve a su estilo más teatral.
Con este montaje, Santi nos guía sobre lo que cansado que puede llegar a ser un espíritu y la falta de empatía que tienen muchas veces algunos mortales al no parar de molestarles y para ello usará su sello, su propio estilo cómico, ese humor capaz de llegar a todas las butacas, como las que ayer ocupaban las filas del teatro valenciano y que de manera matemática reían sin parar cada escasísimos minutos. Y eso es un talento que él tiene. Él sabe llegar a todos los públicos, da igual que hable sobre su experiencia personal como hizo con Infarto: ¡No vayas a la luz! o para analizarnos el cliché que seguimos todos cuando viajamos como hizo en Como en casa de uno… en ningún sitio. Ahora vuelve planteándonos muchas preguntas sobre lo qué podemos encontrarnos en el más allá y que muchas veces ni pensamos o sobre lo complicado que es para alguien convertirse en un fantasma. Todo esto lo hace a lo largo de 90 minutos usando su sello más personal, su versatilidad para los personajes y con un gran trabajo interno donde demuestra que la improvisación y la interacción con el público son otras de sus grandes virtudes.
Santi Rodríguez ama lo que hace y ama la vida y eso se nota tan solo con verle sobre las tablas. Él es feliz encima de un escenario y tanto es su amor por este arte, que solo con verle ahí subido tú también eres feliz. Y eso es lo que pasa con Espíritu, aquí el artista jienense no se limita solo a hacernos reír como él sabe, no, aquí desnuda su corazón para mostrarnos también esa parte más vulnerable y hacernos ver lo importante que es dar las gracias por estar aquí a pesar del dolor que a veces sentimos. Él sabe como intercalar la risa con esa reflexión que puede activar una tecla que hasta entonces estaba más en silencio y lo hace sin miedo a que el montaje se vaya por otras índoles o varíe el ritmo del mismo. Porque él sabe lo que quiere y se deja el corazón el ello. Y para mi, eso es lo más importante.
Santi Rodríguez es risa garantizada, es ritmo teatral y sobre todo, es corazón y por todo eso yo solo puedo darle las gracias a él por seguir dejándose el alma con cada trabajo que sigue presentando, por cruzarse en mi camino y por hacernos reír tanto desde la naturalidad. Y a vosotros/as solo puedo deciros que por suerte, Espíritu va a seguir girando por muchos lugares durante los próximos meses y podéis seguir toda la gira desde la web de Mpc Management.
- Fotografía: Arantxa Moya | Diseño gráfico: zaki.es