Hoy visita este patio de butacas Iballa Rodríguez, actriz formada en la RESAD y que con «Burro» se estrena en el ámbito teatral profesional de la mano de Yayo Cáceres y compartiendo escena con Carlos Hipólito.
Iballa además de ser graduada en Interpretación Textual por la prestigiosa escuela de la RESAD, ha realizado el curso regular de Interpretación de Actores de Canarias, así como sesiones individuales regulares de voz y verso con Vicente Fuentes, así como la técnica de Roy Hart junto a Natacha Crawford.
Burro supone su primer trabajo profesional sobre las tablas y a mi me hace especial ilusión conversar con ella sobre esta nueva etapa de su vida.
Antes de nada, ¿Cómo estás? ¿Qué tal el comienzo de año y la gira de “Burro” con la que te encuentras sumergida?
Me encuentro muy bien, la verdad que está siendo un año intenso. Comenzamos haciendo temporada en el teatro Reina Victoria de Madrid y luego hemos estado por la península de gira hasta mayo, que hemos entrado de nuevo en temporada en Barcelona. Está siendo un no parar, pero estoy muy contenta y agradecida de poder estar viviendo esta experiencia. Es la primera gira que hago y estoy entrando de lleno en la profesión, tratando de aprender mucho de mis compañeros veteranos y de este oficio.
“Burro” se encuentra ahora mismo en el Teatre Romea de Barcelona en donde permaneceréis hasta el 2 de junio ¿Qué puedes contarnos sobre este trabajo?
Sí, llevamos todo el mes aquí en Barcelona, y ya terminamos esta semana.
«Burro» es un viaje por toda la literatura española dedicada a los asnos. La obra narra la historia de un burro de 6.000 años atado a una estaca que se ve acorralado por un incendio y empieza a rememorar la historia de su vida desde tiempos remotos, pasando por la Edad Media, Imperio Romano, Platero… Hasta llegar a la actualidad. El burro en este viaje conoce a numerosos personajes (interpretados por Fran García y por mi). Interpreto a Rocinante, a Zenobia Camprubí, hago de cura, de burra, de enfermera…Un trabajo polifacético que me ha permitido desplegar todo un abanico de herramientas respecto a la composición de personaje.
Inevitablemente durante este recorrido se cuenta la historia de la humanidad a través de los ojos de este animal. Y para mí, nos hace cuestionarnos quién ha sido realmente la bestia en la historia.
Lo que más me atrapa de este montaje, es la propia poesía que alberga. El texto, escrito por Álvaro Tato es una delicia; este burro reflexiona sobre su lugar en la historia, pero también sobre el sentido de la vida, la soledad…Os cito algunas frases de la obra que a mí me resuenan especialmente: “Como la vida sombra, una yegua encendida que pasa a galope” u otra en la que el burro no encuentra su propia sombra y dirigiéndose a ella le pregunta “¿Con quién voy a fingir que no estoy solo?”.
Además de los espectáculos realizados en la RESAD, la escuela donde te formaste, creo que ¿este es tu primer gran montaje fuera de ahí? ¿Cómo está siendo este camino?
Sí, es mi primer montaje profesional. Justo empecé este proceso terminando mi último año en la escuela.
La verdad que está siendo un camino muy bonito y enriquecedor pero a la vez complejo y lleno de dudas. Al final en la escuela estás muy protegido, y cuando sales al mundo profesional, a la realidad, muchas de las cosas aprendidas cambian, principalmente porque te están pagando y tienes que dar al director lo que te está pidiendo. Muchas veces no tienes oportunidad de trabajar con el tiempo que a ti te gustaría las escenas, sino que tienes que adaptarte a unos tiempos establecidos. Además, ya no tengo a mi lado un profesor que me guíe y me dé pautas respecto a todo el trabajo interpretativo que hago. Entonces, personalmente está siendo un proceso de mucha búsqueda interna respecto a cómo situarme frente a la profesión, cómo cumplir con las expectativas profesionales, cómo servirme de guía a mí misma, etc. En fin, creo que son cosas que no llegas a encontrar del todo nunca, pero es la primera vez que me enfrento a un trabajo fuera de la escuela, y he notado como todas estas incógnitas se han ido abriendo a lo largo de estos meses.
Al final, con lo que me quedo de este proceso es ver como he ido madurando y creciendo en muy poco tiempo. Y darme cuenta de todo lo que aún tengo que aprender de la profesión, es uno de los alicientes que me empuja a seguir trabajando.
¿Cómo ha sido la creación de tu personaje?
En esta obra he realizado un trabajo de composición de varios personajes. La verdad que el proceso de creación ha sido especialmente divertido, sobre todo por la libertad de trabajo que nos otorgó el director. La mayor parte de los personajes que interpreto son cómicos facilitándome la posibilidad de encontrar caminos disparatados y muy divertidos. Sobre todo he definido muy bien el cuerpo de cada uno de los personajes que interpreto, y a partir de ahí he ido construyendo el mundo de cada uno de ellos.
Personalmente, la comedia es un género que me encanta, y el haber tenido la oportunidad de interpretar personajes de este género ha permitido que me sintiera muy cómoda y libre trabajando, mostrando una faceta mía que creo que es peculiar y distintiva.
¿Recuerdas ese primer día de ensayo y de la lectura del texto?
Sí, lo recuerdo, y ahora siento que han pasado muchos años de por medio. Estaba muy nerviosa, me sentía muy pequeñita frente a todas las personas que estaban ese día. Al final, son gente que llevo admirando desde hace mucho tiempo, y estar compartiendo por primera vez un trabajo con ellos fue realmente imponente. Aunque es verdad que cuando avanzamos con la lectura, todo fluyó y comencé a soltarme, permitiéndome jugar con mis compañeros y sorprenderme a mí misma.
En la obra trabajas junto a Carlos Hipólito, supongo que te lo habrán preguntado mucho, pero ¿Cómo está siendo el proceso de aprendizaje a su lado?
No sabría decirte si Carlos es mejor persona o mejor actor. Desde el primer momento me ha acogido. Me ha ayudado en todo, ha estado ahí cuando necesitaba un consejo, me ha protegido, me ha hecho sentir valiosa… Cada día que salimos a escena es una oportunidad para observarlo y aprender más de él. Para mí Carlos es un referente. Aspiro a ser como él. Y ya no solo a nivel actoral, que sin duda es uno de los mejores actores de este país, sino a nivel humano. Es increíble la humildad y la honestidad que tiene como compañero. Trabajar con él es un regalo. Y aunque parezca un cliché, realmente no sabría cómo explicar la bondad que emana, lo sensato, lo divertido, lo ingenioso y talentoso que es. Cuando pienso en el proceso con él solo me salen palabras de admiración y agradecimiento.
¿Qué te aporta el teatro?
Para mí el teatro es un arma de libertad. Es un sitio donde puedo sentirme libre de ser quien quiera. Y precisamente porque es un lugar donde puedes ser lo que quieras, es donde más yo me siento. El teatro me conecta con el presente, con el aquí y ahora, y me hace sentir que pertenezco a un lugar. Para mí es un modo de vida. Es parte de lo que soy, y de lo que quiero ser. Y siento que reafirma enormemente mi identidad como persona.
¿Qué sientes antes de salir a escena?
Muchas cosas (ríe). Pero sobre todo nervios. No saber qué va a ocurrir es francamente agobiante. El cuerpo entra en un estado de adrenalina casi místico. En ese momento siempre me digo: ¿No podías haber elegido otra profesión? (ríe). Aunque es verdad que muchas veces varía lo que siento. Hay días que estoy más nerviosa que otros. Y el no saber que va a pasar me hace estar abierta a posibilidades nuevas. Aun con todo siempre intento no pensar demasiado antes de salir a escena. Me concentro en mi cuerpo, en el presente y en entrar en un estado de relajación y seguridad.
Ya hemos llegado al final pero antes, me gustaría invitarte a que juguemos rápidamente a las recomendaciones culturales para conocer tus gustos. Sé que es difícil elegir porque siempre varía según el día, pero… podrías por favor recomendarme:
- Una película (de cine o de plataformas): «El odio que das», dirigida por George Tillman Jr. (Disponible en Disney+)
- Un libro: «La casa de la fuerza» de Angelica Liddell.
- Una serie: Kalifat.
- Una obra de teatro que hayas visto o que tengas pendiente: «El monstruo de los jardines» de Pedro Calderón de la Barca con dirección de Iñaki Rikarte.
Y nos despedimos deseándote mucha suerte en tu carrera y en todo lo que esté por venir, y recordando que podemos verte en el Teatre Romea de Barcelona hasta el 2 de junio con la obra «Burro», tu primer trabajo profesianal sobre las tablas.
¡Muchas gracias Iballa y que nos sigamos encontrando!
