TEATRO: Las Criadas.

Las Criadas

‘Las criadas’ con dirección de Luis Luque y protagonizada por Alicia Borrachero, Ana Torrent y Jorge Calvo, aterrizaba ayer en el Teatro Olympia de Valencia en donde permanecerá en cartel hasta el próximo domingo 23 de mayo.

Cuando las luces de la sala por fin se apagan, el telón se abre y el escenario se ilumina, ves en primera persona lo que es la precisión artística, lo que es la sincronía de No Movimientos y como dos artistas de la talla de Ana Torrent y Alicia Borrachero te hacen dudar de que si lo que estás viendo son dos actrices o dos maniquíes… Luego, cuando la obra empieza a desarrollarse y las protagonistas empiezan a interpretar su texto, tu cabeza hace click, y te das cuenta de que lo que estás viendo en directo en ese preciso instante son dos actrices que son historia de nuestro cine y televisión, y eso es un regalo.

‘Las criadas’ de Jean Genet narra la historia de las hermanas Claire y Solange, dos criadas de una Señora de la alta burguesía francesa. Todas las noches inician una ceremonia perversa, un ritual donde la realidad y la ficción se mezclan en un peligroso juego de cambio de identidades con el que saldrán a flote sus deseos y miedos más ocultos… Para dar vida a estas hermanas tenemos por un lado a Ana Torrent que juega de manera magistral el cambio de personajes. Ella consigue sin pestañear dar vida a esas identidades tan sumamente dispares que consiguen que tu cabeza mude sin dudar de un personaje a otro. Ella lo mismo te hace odiarla que empatizar ante su debilidad y fragilidad.

Por otro lado tenemos a Alicia Borrachero, que tengo que confesar que es una de las actrices a la que más ganas tenía de ver por fin sobre las tablas (ya que con sus anteriores trabajos me fue imposible). Ella no solo es una de las actrices que más me han marcado en la ficción, sino que además, con esta obra demuestra una vez más su talento y fuerza interpretativa. Ella y su monólogo simplemente te dejan sin palabras. Y una vez más, volvió a conquistarme. Y junto a ellas, para equilibrar la balanza jugando un complicado papel en donde ser un personaje bastante ruin mientras es capaz de dar el toque de humor que la obra de vez en cuando necesita para respirar, está Jorge Calvo.

Los tres y sin apenas escenografía que les acompañen, demuestran la importancia de la imaginación cuando ves una obra y nos enseñan una vez más el poder transformador que tiene el teatro. Este trio de ases dejan constancia de que a veces no hace falta una escenografía que lo deje todo a relucir, y que dejarnos a los espectadores viajar en nuestra mente a través de lo que ellos nos interpretan es lo mejor.  Ellos nos adentran con sus personajes en los miedos, debilidades, frustraciones e inseguridades que muchas veces tenemos ante esas personas que intentan usar su poder para hacernos sombra.

Y creo que así lo sintió el público valenciano cuando al acabar la obra se puso en pie entre aplausos y ovaciones.

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