- Fotografía: Sergio Parra
Ayer eran uno de esos días especiales, y diría que especiales con mayúsculas, y además, no solo para mi, sino para mucha más gente. En mi caso, os puedo contar que era una día señalado porque iba a tener la gran suerte de volver a ver en directo a una de las actrices que más admiro, a una mujer que ocupa un lugar muy señalado en mi corazón y quien hace que desde hace muchos años, viva el teatro de una manera muy especial. Pero además, es que iba a poder volver a verla con una obra creada por un autor al que respeto muchísimo, no solo de manera profesional, sino también como persona y bajo la producción de una compañía referente para mi.
Y eso es lo que pasa con ‘La habitación de María’, que juntamos a Doña Concha Velasco, con texto de Manuel M. Velasco, producción de Jesús Cimarro y Pentación Espectáculos y con la dirección del 3 veces ganador del Premio Nacional de Teatro, José Carlos Plaza, y nos llega una obra apta para todo tipo de públicos, recomendable al cien por cien y con una protagonista brillando con la bonita luz que siempre emite.
Y no hablo desde la subjetividad, y a los datos me remito. Porque tras triunfar una y otra vez en Madrid, ha continuado de gira por España, y viene de hacer lleno absoluto en Zaragoza, hasta llegar a Valencia para cumplir 100 funciones. Algo que como todos sabréis es de admirar y mucho más en los tiempos que estamos viviendo.
Con ‘La habitación de María’ nos adentramos en la historia de la escritora Isabel Chacón y de su agorafobia. Con ella, aprendemos a detectar esas cárceles que muchos tenemos dentro y que en ocasiones no somos consciente de dónde proceden. Aquí viajamos a nuestros adentros para descubrir ese miedo por enfrentarnos al mundo que nos espera fuera y que nos hace un daño al que obviamente no queremos conocer. Con ella viajamos de la mano para crecer, reír y también llorar, todo de manera natural y sin que el tiempo avance en contra. Y esa es la magia de esta obra, que nos demuestra una vez más, el poder transformador que tiene el teatro. Porque con este texto aprendemos a respetar aún más los miedos de cada uno, aprendemos que lo importante es preguntar al otro ¿Cómo estás? antes de juzgar, y sobre todo, porque aprendemos que todos en la vida tenemos fantasmas con los que batallar cada día.
Y aquí, una vez más, mi admirada Concha vuelve a demostrar que ella puede hacer lo que quiera, que el teatro es suyo y que sinceramente, no creo que haya nadie que no disfrute viéndole sobre las tablas. Y esto es lo que vuelve a pasar con este último trabajo, aquí en poco más de una hora, ella cambia de manera rápida y magistral de la ironía a la risa o incluso a la más profunda tristeza, sin ningún tipo de problema, sin que no cuadre, pero además siempre lo hace provocando algo en ti, algo que trastoca tu ser y que hace del teatro un lugar tan especial. Ella no necesita a nadie más sobre las tablas, se basta sola para llenar todo el escenario, y sin apenas tener que moverse. Da igual que este espectáculo tire de nuevas tecnologías, ella se adapta y las hace suyas, y también da igual que no requiera de grandes coreografías, porque ella no las necesita, ella habla y el público lo vive. Porque Concha Velasco es teatro, y porque el teatro es un lugar todavía más mágico gracias a Concha Velasco. Y porque si además amas ambas partes, como es mi caso, vives uno de los días más especiales de tu vida.