TEATRO: «El Perdón»

EL PERDON

Recuerdo perfectamente la primera vez que conocí a Chevi Muraday y tuve la oportunidad de verle en directo. Barcelona, abril del 2014, el espectáculo se titulaba Return, lo protagonizaba junto a Marta Etura y era la primera vez que me atrevía a ver danza. Desde aquel momento siempre que he tenido la oportunidad de acudir a ver alguno de sus trabajos lo he hecho, y eso reconociendo que todavía me cuesta mucho entender la danza en sí. Admiro mucho la capacidad de expresarse a través de los movimientos y me parece una de las áreas artísticas más difíciles que existen, por eso sigo intentándolo, y más aún si sé que al otro lado se encuentran Chevi Muraday y Losdedae

De ahí que cuando me enteré que el Teatre Principal de Valencia iba a acoger El Perdón supe que tenía que intentar ir… Y es que, esta obra era especial por muchos motivos, por un lado, el ya mencionado trabajo de Chevi, quien me hace adentrarme cada vez más en la danza. Por otro, el montaje contaba con los textos de Juan Carlos Rubio, otro de los grandes de nuestro país, y por si eso fuera poco, El Perdón cumple uno de mis grandes sueños desde hace muchos años… disfrutar sobre las tablas de Juana Acosta.

Tengo que confesar que no sé en qué momento me enamoré de Juana, solo sé que siempre que ha estrenado un trabajo cinematográfico o televisivo he intentado verla. Y un día, de repente, apareció esa ilusión en mi cabeza: «Ojalá poder verla algún día en teatro»… Inconscientemente creo que es algo que me pasa con las actrices que más admiro, aquellas que me transmiten algo especial a través de la pantalla… Y esa sensación con ella cada vez era más y más fuerte… Por eso, cuando en 2020 en una maravillosa entrevista de radio con Mara Torres le escuché decir que estaba preparando un montaje, me emocioné mucho y me ha hecho estar atenta a la cartelera teatral desde entonces…

El teatro siempre me cura, aunque me haga llorar, aunque me pegue un pellizco en el estómago mientras a la vez me encoge el corazón. Siempre, siempre lo hace. Aunque no sea el mejor día personal para mi siempre me sana, a su modo, pero me sana. Y eso es lo que pasó ayer con El Perdón. Sí, quizás era un día más sensible de lo habitual para ver esta obra, o no, precisamente tenía que ser así, tenía que ser ayer cuando tenía que verla… No lo sé, solo sé que fui, y aunque reconozco que fui con algo de miedo a la par que con mucha ilusión, al acabar la función me encontré con una de las noches teatrales más especiales de mi vida…

El Perdón es valiente y necesaria. Rompe a ratos la cuarta pared y cuenta con cambios de ritmo que dotan de dinamismo el espectáculo haciendo además que tenga la duración precisa para que en ningún momento decaiga el espectáculo. Consta de una escenografía imponente a la par que sencilla y con dos protagonistas, Chevi y Juana, que lo dan todo a cada instante. Dos artistas en sincronía y llenos de magia para dar vida a unos textos  y una coreografía que hacen de El Perdón una obra con mayúsculas.

Por todo esto, anoche, admiré aún más a Juana Acosta, su fuerza y la capacidad que tiene de transmitir una historia tan personal y dura como ella lo hace, porque hay que ser muy valiente para hacer algo de este tamaño… Anoche al acabar la función solo pensaba en cómo era capaz de hacer algo así… Ayer, mientras la veía dejarse la piel y el alma sobre el escenario, no solo reafirmé mi amor por el teatro y por su trabajo, también lloré como hacía tiempo que no lloraba desde un patio de butacas. Anoche, desde mi localidad del imponente Teatre Principal de Valencia, me di cuenta inmediatamente que lo que estaba viendo en directo junto a esos dos artistas, era la mayor expresión de arte que hay… La danza, el teatro y la cultura en cualquiera de sus áreas están hechas para transformar la sociedad y para transformarnos a nosotros mismos, para contar una historia, meterse en nuestro ser y darnos la vuelta. Ese es el poder transformador del teatro, por eso, cuando estaba viendo este montaje y mientras me secaba las lágrimas, me di cuenta de que eso es lo que amo de este arte, el como se inyecta en tus adentros y es capaz de removerte a través de una historia, a través de unos textos o también en silencio, en compañía de los movimientos perfectamente coreografiados e interpretados por sus artistas…

Sí, ayer fue un día complicado pero lo acabé feliz al darme cuenta de que esté como esté, mientras me encuentre en una butaca y frente a esos artistas que aman su trabajo, yo soy feliz. Anoche volví a amar aún más si cabe el teatro y lo hice gracias a Juana Acosta, Chevi Muraday y a todo el equipo que conforma este proyecto y que sigue apostando por la cultura. Así que Gracias por seguir amando vuestro trabajo y con ello, ilusionarnos al resto. Gracias por animarme a descubrir historias y otras áreas… Os debo mucho.

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