Hoy quería hablar sobre ‘Adú’, quería intentar explicar lo que me ha parecido, pero es la segunda vez que me pongo delante del ordenador y las palabras no me salen. Realmente no sé explicarme, pero quizás eso es lo mágico de una cinta como esta, que no puede ser analizada ni explicada, que tienes que sentarte en tu butaca y prepararte para lo que vas a ver, para lo que vas a sentir durante los próximos 120 minutos. Para ver ‘Adú’ tienes que ser valiente para enfrentarte a esa realidad que Salvador Calvo nos muestra, pero también tienes que ser muy humano para querer hacerlo. Y es algo que todos deberíamos hacer.
‘Adú’ te encoge el estómago y te agarra el corazón tan fuerte que te hace olvidar que estás viendo una película para darte cuenta que por desgracia, eso es la realidad para muchas personas, y ahí, justo en ese mismo instante, es cuando te vienes abajo y los lágrimas empiezan a brotar por tus ojos.
Tampoco es una película que puede ser analizada técnicamente, es una cinta de dos horas de duración que no se te hace larga, en la que no hay picos de intensidad más grandes que otros y en donde el ritmo se mantiene de manera uniforme. ‘Adú’ no es un largometraje de acción, así que no vayáis esperando persecuciones, drones ni nada por el estilo. No, no es una película que malgasta recursos en despistar, sino que se centra en contar lo más importante: la lucha por vivir que mantienen muchas personas, y eso, eso es lo más valioso de la cinta. Eso justamente es lo que la hace tan especial y tan necesaria, aunque puede también, que eso la convierta en no apta para todo el mundo.
Y para contar todo esto, Salvador Calvo se ha rodeado de dos actores que ya fueron protagonistas en su anterior trabajo, ‘1898: Los últimos de Filipinas’, ellos son Álvaro Cervantes (‘El árbol de la sangre’) y Luis Tosar (‘Quien a hierro mata’). A los que se les unen Anna Castillo (‘Viaje al cuarto de una madre’), Ana Wagener (‘Legado en los huesos’), Jesús Carroza (‘La peste’), Miquel Fernández (‘Litus’) y Nora Navas (‘Dolor y gloria’). Todos con interpretaciones a la altura de lo que una cinta de este estilo se merece.
Y como es lógico, en esta ocasión no puedo ponerme a analizar a cada uno de sus protagonistas, porque quizás ya era obvio que sus interpretaciones iban a ser de calidad. La mirada mágica de Álvaro Cervantes que siempre conquista, la personalidad de Anna Castillo frente a la cámara o la maestría del siempre sublime Luis Tosar, son cosas que yo doy por hecho cuando compro la entrada para ver la película. Aunque si es verdad, que quizás, la mirada más especial y más fuerte la tiene en este caso, su protagonista, el pequeño Moustapha Oumarou que se te mete en tu memoria y permanece ahí, aún habiendo salido del cine.
Así que yo me despido dando las gracias a Salvador Calvo por tener la fortaleza de contarnos esta historia, la que es realmente es la historia de muchas personas y por supuesto, por hacerlo de la manera en como lo ha hecho. Y a vosotros, fieles lectores, solo puedo deciros, que aunque tu corazón acaba muy tocado, hay realidades a las que hay que enfrentarse para concienciarse y ‘Adú’ es una muy buena opción para ello.
