Julián Quintanilla: «Reescribirlo todo para no cambiar nada»

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Detrás de varias obras de éxito como Toc, Toc o Locos por el Té, se encuentra Julián Quintanilla adaptador teatral que hoy se sienta en esta butaca para hablarnos sobre esta labor quizás menos conocida por el público.

Julián Quintanilla es licenciado en dirección artística por la RESAD y fue el primer español en ser admitido en la Escuela de Guionistas de Francia. Además ha trabajado con directores como Gerardo Vera o Ernesto Caballero.

Pero nuestro protagonista de hoy también ha ejercido la labores de director con obras como  ‘El Gran día de la madre’ estrenada en Chile y de cuyo texto también es responsable, o ¡A Comer! con Secun de la Rosa como protagonista y de la que además se encargó también de la adaptación.

Gran conocido en el mundo del teatro por su innumerables adaptaciones, hoy Julián Quintanilla se sienta en el Patio de Butacas para explicarnos un poco más cual es la labor exacta de un adaptador teatral así como de cuáles son las principales dificultades a las que tiene que enfrentarse a diario con cada texto.

Adaptador de diversas obras de éxito como Toc, Toc o ‘Locos por el Té’.  Cuando te propusieron adaptarlas, ¿Eras consciente del futuro éxito que podrían llegar a tener?

Ambas obras habían sido éxitos rutilantes en Francia. A mí me parecían comedias de gran atractivo teatral por la calidad de su estructura y la fuerza cómica de sus diálogos. Cuando uno trabaja en un proyecto teatral siempre espera que funcione, pero el éxito de ‘Toc Toc’ ha sido arrollador. Yo creo que ninguno nos lo esperábamos.

¿Cómo se acaba adaptando una obra? ¿Por iniciativa propia o por sugerencia de terceras personas?

Durante los 7 años que viví en Francia pude ver obras que me deslumbraron y, en muchos de los casos, me entraron muchas ganas de que esas obras se vieran en España. Las primeras obras que adapté fueron por iniciativa propia. Después he recibido encargos. Pero en todos los casos, he creído firmemente en el puente cultural entre ambos países. Creo que la tradición teatral francesa en materia de escritura puede aportar mucho al teatro español y viceversa.

¿Podrías explicarnos el trabajo que realiza un adaptador de obras de teatro?

En pocas palabras y como yo suelo decir ‘reescribirlo todo para no cambiar nada’. Es fundamental volver a imaginar la obra en otro universo cultural, para que el público pueda entenderla tan bien como se entendió en su país de origen.

¿Cuál es el proceso que requiere una adaptación de una obra de teatro?

Estudio como un poseso, no solo la obra original sino todas las obras del autor que tengo que adaptar, hasta que encuentro el punto de unión con nuestra cultura. Y ahí es cuando necesito imaginar la obra de otra forma, pensarla “a la española”. También consensuo con el director cuál es su idea para la puesta en escena e incluso acudo a la primera lectura para escuchar a los actores y retocar detalles.

¿Qué diferencias hay cuando adaptas una obra en otro idioma? ¿Cómo consigues ‘Hacerla tuya’ sin que pierda su esencia original?

En mi caso, me resultaría imposible adaptar obras francesas si no conociera la cultura francesa tan bien como la conozco después de haber vivido en París tantos años y haber escrito tanto en francés. Intento ser respetuoso con el autor desde un conocimiento profundo de su obra y la repercusión de la misma en la sociedad a la cual dicha obra se dirigía cuando fue creada.

¿Cuáles son las mayores dificultades que se encuentra un adaptador?

¡Los malditos y benditos gags! ¡No hay quién traduzca un gag en otra lengua! A veces hay que sudar sangre para reinventar en español los gags de las comedias francesas o inglesas. Ahí es cuando digo yo eso de ‘reescribirlo todo para no cambiar nada’. Si se te ocurre traducir un gag literalmente, la gente no lo entiende ni volviendo a nacer. Y la comedia pincha.

También eres guionista y director teatral, ¿Cómo elaboras tus guiones y la construcción de los personajes? ¿Están basados en experiencias autobiográficas?

Creo que el trabajo de todo autor está íntimamente unido a su experiencia vital, aunque para ello el autor se sirva de los recursos de la ficción para dotar a las historias de vida y de interés. Pero reconozco que muchas de las emociones de mis textos tienen que ver con experiencias vitales y obsesiones muy personales. Siempre digo que el impulso creativo es como una enfermedad y mis obras son la medicina para poder seguir viviendo. También creo que el trabajo del escritor tiene mucho de alquimista: a través de sus personajes es posible transformar los fracasos emocionales en éxitos ficcionales. Creo profundamente que todo escritor escribe con sus miserias para transformarlas en belleza.

Podrías recomendarnos:

– Un libro: ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley.

– Una película: ‘El miedo devora el alma’ de R. W. Fassbinder

– Un disco: ‘Grandes éxitos’ de Dalida.

– Una obra de teatro: ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca

Muchas Gracias a todo el equipo que ha hecho posible esta entrevista y a Julián Quintanilla por querer sentarse en esta butaca.

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