Espinete no existe es quizás, una de las obras mas longevas de la capital madrileña y ya era hora de que hablase de ella como se merece, con una pequeña entrada antes de que diga su adiós definitivo a las carteleras.
Eduardo Aldán es el encargado de hacernos sentir niños durante todo el espectáculo, pero también es culpable el ambiente en que el Pequeño Teatro Gran Vía nos sumerge desde que recogemos nuestra entrada en taquilla. Nada mas bajar las escaleras podemos disfrutar de los grandes clásicos de nuestra infancia, fotografías de la pequeña Heidi o la marca Colacao adornan los alrededores, y si a eso le sumas el bonito detalle de regalarnos una piruleta la noche claramente tiene que prometer. A partir de ahí algo mágico sucede, nuestra versión más infantil ha salido a relucir y se dispone libremente a ocupar la butaca que le corresponde.
El material que usábamos en el cole, la televisión, las chucherías o los juguetes infantiles son algunos de los temas que más destaca Eduardo y que hace que todos nos sintamos los protagonistas de su obra. La interacción con el público mediante el uso de canciones infantiles así como la agilidad de improvisación para interactuar con el público más espontáneo allí presente, provoca reacciones aún más positivas sobre el espectáculo y sigue sumergiéndonos en nuestra infancia más nostálgica.
El talento canalla y frescura de Eduardo Aldán, sumado al precioso y conseguido guión de la obra, dan lugar a una combinación de factores que ha provocado que Espinete no Existe lleve ocho temporadas de éxito en cartel. Una comedia nostálgica y llena de magia que provoca la risa de los espectadores durante todo el espectáculo. Una obra que te sumerge en un mundo mágico y que cumple claramente su máxima, el hacernos sentir niños de nuevo. Un espectáculo con una moraleja que debería ser el lema de vida de mucho de nosotros, ‘todos deberíamos ser un poco niños y no perder nunca esa inocencia’
Si todavía no habéis podido disfrutar de Espinete no Existe daros prisa porque esta semana abandonará definitivamente la cartelera madrileña. Aunque esperamos ansiosos el nuevo trabajo de este mágico actor.
Gracias Eduardo por emocionarnos con este trabajo y hacernos reflexionar sobre las cosas más bonitas e inocentes que la vida nos ofrece y que al ser adultos muchas veces parece que dejamos de apreciarlas.
