Crítica teatral: ‘Invencible’

El público sevillano llena el Teatro para ovacionar el talento y la calidad de sus protagonistas

Invencible_teatro

Este fin de semana, se ha podido disfrutar en el Teatro Lope  de Vega de Sevilla la obra ‘Invencible’, que ha hecho parada en la capital hispalense para deleitar a un público puesto en pie que ha aplaudido sin cesar a sus protagonistas, obligándoles a salir a escena hasta en cuatro ocasiones ante las ovaciones de los asistentes quienes disfrutaron del alto nivel de este montaje. 

Una pareja de estatus social y cultural muy firmes,  deben trasladarse a un barrio de la periferia que poco tiene que ver con sus convicciones. En un acto de buena fe, deciden relacionarse con sus vecinos, quienes nada tienen que ver con ellos. Lo que empieza siendo como una velada llena de buenas intenciones puede dar pie a situaciones más dañinas con un futuro incierto.

Con un escenografía que impresiona a cargo de Elisa Sanz y bajo la dirección de Daniel Veronese, ‘Invencible’ nos sitúa en todo momento en la casa de la pareja protagonista, Emilia y Julio, a los que dan vida unos brillantes Maribel Verdú (‘Los hijos de Kennedy’) y Jorge Bosch (‘El Nombre’). Ellos son la pareja nueva, la que se encuentra desubicada en ese nuevo entorno y tras ellos, aparece el matrimonio complementario, el que contrarresta con todo en lo que Emilia y Julio creen. Ellos son más del barrio y son los encargados de aportar el primer toque de humor al montaje. Bajo su piel están Pilar Castro (‘Buena Gente’) y Jorge Calvo (‘El Eunuco’), quienes llegan pisando fuerte y creciendo con cada nueva frase que pronuncian.

Y es que, en esta tragicomedia llena de ritmo y protagonizada por un cuarteto de lujo, se mezclan las ya de sobra conocidas buenas interpretaciones de sus protagonistas quienes dejan claro el amplio abanico interpretativo que los caracterizan y en donde pasamos del humor más casual a unos cambios de ritmo más intensos con los que sus intérpretes demuestran de lo que son capaces. Una obra que gana calidad y dinamismo con cada minuto que transcurre, hasta que ya nos sitúa en un contexto en donde nadie es bueno ni malo y no hay víctimas ni verdugos. Aquí se puede empatizar con todos ellos. Eso es lo bueno de ‘Invencible’, que usando las relaciones sociales como telón de fondo, sus protagonistas consiguen que en todo momento el espectador pueda sentirse identificado de manera intermitente con cada uno de ellos. Una mezcla de sentimientos y de posturas, que coge calidad con cada nuevo diálogo que interpretan.

Además, en apenas 2 horas de función, pasamos por todas las situaciones sentimentales posibles, de la risa al llanto, de la sonrisa a un dolor que encoge el estómago o incluso a debates sociales y políticos. Un espectáculo que de primeras puede parecer más plano, pero que crece de manera notable hasta acabar conquistándote tanto él, como todos sus protagonistas.

Una obra en donde aunque sus intérpretes parecen más predestinados a un género concreto, acaban explorándolos todos de manera destacable, como es el caso de Jorge Calvo y Pilar Castro, quienes aunque son los encargados de darle más humor al montaje, también demuestran que pueden emocionarnos. O el caso contrario, el de Jorge Bosch, quizás el más sobrio de la obra, quien cuenta con esa dificultad añadida, pero que brilla igualmente con cada giro de guión y alternando de manera rápida todas las áreas. O por supuesto, Maribel Verdú, de la que solo puedo decir que es de otro planeta, y que vuelve a demostrar una vez más por qué hay que verla en directo, al menos una vez en tu vida.

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