Carlos Latre y su don para hacer reír

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Anoche la Sala Pepe Rubianes del Club Capitol de Barcelona fue un poco más feliz gracias a Carlos Latre  y su espectáculo 15 años no es nada

Con un patio de butacas casi a rebosar y un escenario lleno con una escalera central únicamente, se escucha una voz en Off que se encarga de indicar el comienzo del espectáculo. Carlos Latre sale y el público aplaude. El humorista catalán nos dedica unas palabras y el show da comienzo…

Los personajes míticos de la radio son los encargados de abrir el espectáculo,  Jose Ramón de la Morena, Jesús Quintero o Joaquín Luqui son algunas de sus imitaciones más brillantes. Pero esas no fueron las únicas. Los personajes de la TV3, una selección de  los políticos de nuestro país, el Corral de la Pacheca y por supuesto sus imitaciones más clásicas que le dieron la fama en Crónicas Marcianas completaron el reparto. Poco más de 90 minutos para dar rienda a más de 100 personajes, y todo eso a través de bailes, cantes o un simple discurso, eso da igual, Carlos lo consigue siempre y además dando con cada imitación el cien por cien.

Siendo sincera, tengo que decir que anoche comprendí no sólo porque verdaderamente Carlos Latre es el mejor imitador de nuestro país, sino que también descubrí a un profesional que se deja la piel en el escenario durante todo el show. Descubrí una persona que disfruta haciendo una de las cosas más bonitas del mundo, que es hacer reír al público y anoche lo consiguió, doy fe de que todos disfrutamos durante el espectáculo. Porque 15 años no es nada requiere un esfuerzo físico y mental que creo que muy pocos profesionales pueden aguantar, ya que no es fácil mantener la concentración de esa manera tan constante y a la vez soportar un esfuerzo físico de tales características. Y como el público es muy sabio, le quiso agradecer tal esfuerzo con quizás una de las mejores señales que pueden haber, y no me refiero sólo a una ovación duradera, sino también a un público puesto en pie desde que la sala recobró la luz. Carlos emocionado da las gracias y sonríe, una cara iluminada y llena de felicidad se refleja y fusiona con el resto de los asistentes.

Así que si todavía no habéis ido a ver este espectáculo  tan recomendable, yo no perdería la ocasión. 90 minutos de risas aseguradas que hacen que un mal día acabe de la mejor forma posible.